El declive de la música occidental en Japón

Cred a la imagen: japantimes.


Desde Mariah Carey y Avril Lavigne a Lady Gaga y Carly Rae Jepsen, todos aquellos que siguen la industria de la música japonesa saben que los artistas occidentales tienen un lugar en ella. Pero ese lugar se está haciendo pequeño por un par de razones.

En el pasado, cuando la música solo se vendía a través de formatos físicos, los artistas internacionales y sus sellos debían tener una licencia para poder vender en el extranjero, lo cual podría ser comercializado acorde a los gustos locales.  Esta es una de las razones por las que las ediciones japonesas de álbumes occidentales lograron convertirse en algo. Los fans occidentales dedicados a los actos occidentales seguían aclamando estas ediciones debido a sus pistas exclusivas y a sus empaques adicionales.

Pero el hecho de conseguir una licencia para poder vender en el extranjero está llegando a su fin debido a la globalización de la industria musical. Las agencias se están aferrando  a comercializar en el extranjero, pero solo en aquellos lugares que creen convenientes, incluso aunque no estén familiarizados de cómo hacerlo.

Para que los artistas del extranjero tengan éxito, Jonny Thompson, un ex empleado de Warner Music Japan y actual gerente general de la división internacional de  la editora de música japonesa Nichion menciona que, "Tienen que aparecer cada vez que lanzan un álbum y gira y hacer cosas en la televisión, ya que esto sigue siendo importante en Japón."

Thompson dice que muchos artistas internacionales solo quieren  interactuar a través de su música, y mientras la música es un bosquejo eventual, "los artistas tienen que jugar las reglas locales, y muchos no quieren hacerlo."

Un buen ejemplo es Adele, una de las más grandes artistas quien ha vendido grandes cantidades a nivel mundial en los años recientes. Sin embargo, sus ventas japonesas hasta la fecha son relativamente bajas.

"Habría tomado una gran inversión de tiempo y recursos para lograr que Adele sea popular en Japón", menciona Archie Meguro, quien trabaja para una compañía de entretenimiento internacional. "No importa si ella vende un millón de álbumes en el extranjero - a los japoneses ya no les importa eso."

Por otro lado, Lady Gaga, Taylor Swift, Ariana Grande, Bruno Mars y Carly Rae Jepsen son muy populares en Japón porque han hecho un esfuerzo. Ellos han visitado Japón y han interactuado con sus fans y los medios a través de conciertos y actividades promocionales.

La diferencia es que los cinco artistas fueron designados como artistas "prioritarios" por sus respectivas agencias, y mientras que el marketing local manejó la promoción aquí, la estrategia fue supervisada por la oficina central. En estos días, hay poca promoción en el mercado local de artistas internacionales quienes no son prioridad por sus compañías discográficas.

El hecho de que vayan a Japón ahora es más difícil. Los artistas internacionales tendrán un tiempo más difícil para lograr ser populares en Japón a menos que sean invitados para una gira por un promotor. "Ahora se vuelve un poco prohibido para los promotores el traer artistas a Japón", menciona Thompson.

Muchos artistas ganan la mayor parte de su dinero en giras más que en ventas, y con lo caro que resulta ser Japón debido al tipo de cambio, los precios para las entradas de shows internacionales se han disparado en la última década. Thompson menciona que los promotores japoneses solían tener éxito en la negociación de los honorarios porque muchos artistas querían tocar en Japón. "Pero ahora los artista pueden ir a cualquier otro lugar y ganar lo triple de dinero," dice.

Otra razón por el declive de fortunas de los actos occidentales en Japón es el cambio en la industria de la radio. En los años 1970, el pop japonés era monolítico. A todos les gustaban los mismos artistas y escuchaban las mismas canciones debido a que los medios de comunicación y la industria de la música eran simbióticos. Para aquellos que querían algo diferente estaba la música extranjera, la cual fue fácil de promocionar debido a que era la única alternativa. "La televisión empujó el pop japonés", menciona Tadd Igarashi, un escritor de música. "Mientras que la radio FM en su mayoría tocaba música extranjera."

Hasta finales de la década de los 80, Tokio solo tenía dos estaciones de radio, pero se convirtieron en el medio preferido para los consumidores de la música. Igarashi dice que a través de los años 80 y principios de los 90 muchas estaciones de radio FM fomentaron que el talento al aire fuera lo más libre posible. "Jugaríamos todo," recuerda. "Los anunciantes no estaban interesados en vender productos. Ellos estaban más interesados en vender una imagen de ser fresco y moderno, y esa imagen se asociaba a la música extranjera."

Una vez que el gobierno relajó las regulaciones a finales de los 80, más estaciones de radio FM aparecieron y ahora tocaban música japonesa.

Hasta 1990, el mercado de la música grabada en Japón era aproximadamente el 75% nacional, y 25% internacional. No obstante se ha ampliado la brecha con el tiempo.

"Cuando entré al negocio 25 años atrás, la división fue de alrededor 80-20," dice Thompson. "Ahora, creo que es 90-10"

Algunos en la industria argumental que este cambio se relaciona con el cambio de la música doméstica, la cual se ha convertido más sofisticada y diversa, así como la naturaleza de la juventud japonesa, quienes parecen más desinteresados en las cosas foráneas.

Los servicios de streaming también resultan ser un punto de fricción para la industria de la música nacional. Spotify, el servicio de streaming más grande del mundo, tardó una eternidad para lanzarse en Japón debido a las negociaciones con las discográficas japonesas sobre el contenido nacional. Ahora que ha sido oficialmente lanzado está compitiendo con otros servicios de streaming que ya estaban funcionando, nadie parece saber qué hacer con él.

Keitaro Sumii, quien es el jefe de la divisón internacional de Warner Music Japón, es especialmente un dudoso. "Los números (hasta ahora) son limitados", menciona. "Los japoneses no están cómodos con el concepto de todo lo que puedas comer. Ellos solo quieren pagar por lo que quieren."

Sin embargo, de acuerdo a Thompson, las compañías discográficas internacionales están contentas con Spotify, y no solo porque reduce la piratería. Todo lo que una discográfica tiene que hacer en estos días es hacer un acuerdo mundial con Spotify - no hay necesidad de negociar con territorios individuales. "Debido al proceso mundial de homogenización, las discográficas pueden recaudar ingresos directamente de los servicios de streaming", menciona. "Los artistas internaciones tienen licencia global ahora. Antes no era el caso." En consecuencia, las grandes marcas tienen menos incentivos para promover a los artistas sobre una base regional.

"Tenemos buenos ingresos de streaming para personas como Justin Bieber, pero no se refleja en las listas," dice Masaya Inokuchi, director general de Universal International. "Es dificil comprender la naturaleza del éxito de una canción. Estamos ganando dinero, pero no sabemos en realidad cuanto gana cada artista."

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El artículo real es autoría de japantimes, el presentado en este blog es una traducción de un resumen de aramajapan.





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